sábado, 25 de agosto de 2007

Respuestas frente al delito en otras naciones

LAS GRANDES URBES TIENEN DISTINTAS RESPUESTAS FRENTE AL DELITO. SÓLO SON EFICACES LAS QUE APUESTAN POR LA INTEGRACIÓN Y LA CONVIVENCIA DE LOS CIUDADANOS.
Los ciudadanos estamos inquietos. La globalización ha propiciado una creciente atmósfera de vulnerabilidad compartida. Nos sentimos inseguros en Buenos Aires, París, Córdoba o Barcelona. La inseguridad es uno de los comunes denominadores de las ciudades del mundo. Tristemente irá a más si no afrontamos algunas cuestiones urgentes.Los políticos listos han agarrado esta preocupación clave y la han convertido en su núcleo de propuestas para la gestión de la ciudad con un silogismo aparentemente razonable: la inseguridad se combate con más policía, con más vigilancia y más control en las calles. Con mano dura, en definitiva. Discrepo.¿Por qué nos sentimos hoy más inseguros los ciudadanos? Porque nuestras vidas en las grandes urbes están sometidas a una velocidad agotadora que aumenta la fragilidad de los vínculos indispensables para la vida personal y pública.Frente al desafío de la inseguridad en la vida de los ciudadanos encuentro dos respuestas posibles. Existe la respuesta Guiliani. La del ex alcalde de Nueva York que optó por la tolerancia cero ante el crimen y la delincuencia. Me adhiero a su policía mejor y nada corrupta, junto a los ciudadanos, visible en toda la ciudad y eficaz. Pero la respuesta de Giuliani me parece poco democrática porque se queda en la burda represión, en el ojo por ojo prehistórico con tecnología moderna.Existe también la respuesta Fajardo, actual intendente de Medellín, una ciudad con una violencia y una mortalidad extrema, capital del narcotráfico. Desde la municipalidad, Fajardo lidera su rediseño con los ciudadanos: prioriza cinco núcleos conflictivos y los transforma en áreas de nueva centralidad con la construcción de escuela, parque, biblioteca, iluminación y conexiones. Inventa espacios para la convivencia, para la ciudad compartida donde está la ciudad enfrentada y en declive. Apuesta por la educación y la cultura del encuentro y el emprendimiento. Está en los barrios malditos, salvajes, con índices de homicidios escalofriantes que ya han descendido. Se respira nueva esperanza, el gran antídoto a la inseguridad.Su horizonte: pobreza cero. Ejerce de intendente responsable: sabe cómo se reflota una ciudad. Los ciudadanos de Medellín tienen un presente y un futuro más seguro.Nicolas Sarkozy, inquietante presidente de Francia, en su campaña espetó a los desengañados franceses: "Llamo a una ruptura de modelos; vuelvan la espalda a una política que explica que lo necesario es imposible". Y Obama, en el corazón del imperio, proclama: "La gente está hambrienta de cosas nuevas, está interesada en formar parte de algo más que la política mezquina que hemos visto en estos últimos años. Esta es nuestra hora, la de una generación que está preparada para el liderazgo". Opciones diferentes, pero ambos aciertan.Para la ciudad segura, para la ciudad con horizonte de valor que aquieta zozobras, para la ciudad más justa, con todos, necesitamos políticos que la rediseñen inclusiva, emergente, convivencial, con pobreza cero e integración cien.Por Toni Puig Fuente: diario "Clarín"Más información: www.clarin.com

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