martes, 5 de febrero de 2008

Había una vez un castillo… el de Canterville.

Había una vez un castillo… el de Canterville.

Habitado por un marqués, sus sirvientes y-como todo buen castillo-sus fantasmas. Con gran pesar, el Marqués de Canterville se ve obligado a vender el castillo al trillonario americano Sr. Nicholas Otis Otison y su bulliciosa familia. Arrepentido, ante tan escandalosa invasión, el marqués intenta recuperar su propiedad, pero el poder del dinero se impone y nada hará volver atrás la operación.

Es el momento de actuar, asegura el Fantasma de Canterville presentándose ante Olga y Alexis, la gobernante y el mayordomo. Acompañado por los otros fantasmas se dispone a asustar a los nuevos inquilinos para obligarlos a abandonar la propiedad. Pero son ellos quienes terminan horrorizados ante la incrédula familia a la que nada espanta.
Desencadenados, se cuestionan su propia identidad, siendo el fantasma quien rememora viejos tiempos donde la gente creía en ellos y revelando su desilusión al no poder encontrar a la Doncella que le brinde las lágrimas que le permitan descansar, como indica una antigua profecía.
Ya totalmente instalado en el castillo, el matrimonio Otis decide que es hora de educar a Virginia, su bella hija. Para eso contratan a Desmond, joven aristócrata y persona inescrupulosa que planea conquistar a la joven y casarse con ella para acceder a la fortuna familiar.
Ella, al principio deslumbrada por el ambicioso hombre, terminan conociendo al Fantasma, de quien queda prendada. También el espectro se conmueve ante Virginia intuyendo que es la Doncella esperada.
Juntos viajan al mundo de la irrealidad donde los fantasmas le abren un universo de maravillas y encantamientos viendo en ella a la Doncella que, llorando, habrá de darles la paz profetizada.
Pero también saben que para que el conjuro se cumpla la joven tiene que regresar a su mundo y allí decidir sobre su futuro. La familia, que ah estado buscándola, la recibe con alborozo y la determinación de casarla con Desmond. Virginia, descorazonada, indecisa y confundida, es preparada para la inminente boda. Llegado el momento de dar ese paso trascendental, la muchacha interrumpe la ceremonia y huye en busca del Fantasma. El encuentro implica la aceptación a convertirse también ella en un fantasma.
Un año después, ante la certeza de la desaparición de Virginia, su madre-enfrentada a la opinión de los demás-decide regresar a América y devolver al Marqués el Castillo de Canterville. Hecho que al concretarse, conduce a la liberación definitiva de los fantasmas y al final del cuento más maravilloso jamás escrito sobre el tema.
Ver las fotos del Avant Premier en el Teatro Lola Membrives - Agradecemos a

El Fantasma de Canterville


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